lunes, 31 de mayo de 2010

Las placas tectónicas




¿Qué es una placa tectónica?
Una placa tectónica o placa litosférica es un fragmento de litosfera que se mueve como un bloque rígido sin presentar deformación interna sobre la astenosfera de la Tierra.

La tectónica de placas es la teoría que explica la estructura y dinámica de la superficie de la Tierra. Establece que la litosfera (la porción superior más fría y rígida de la Tierra) está fragmentada en una serie de placas que se desplazan sobre el manto terrestre. Esta teoría también describe el movimiento de las placas, sus direcciones e interacciones. La litosfera terrestre está dividida en placas grandes y en placas menores o microplacas. En los bordes de las placas se concentra actividad sísmica, volcánica y tectónica. Esto da lugar a la formación de grandes cadenas y cuencas.
Aunque la teoría de la tectónica de placas fue formalmente establecida en los años 1960 y en los 1970, en realidad esta es producto de más de dos siglos de observaciones geológicas y geofísicas. Por ejemplo, en el siglo XIX se observó que existieron numerosas cuencas sedimentarias en el pasado de la Tierra, con espesores estratigráficos de hasta diez veces los observados en el interior de los continentes, y que estas fueron deformadas posteriormente por procesos desconocidos originando cordilleras montañosas. A estas cuencas se les denominó geosinclinal y al proceso de deformación orogénesis. Otro descubrimiento del siglo XIX fue la documentación de una cadena montañosa o "dorsal" en medio del Océano Atlántico que observaciones posteriores mostraron que se extendía formando una red continua por todos los océanos.

Un avance significativo en el problema de la formación de los geosinclinales y sus orogénias ocurrió entre 1908 y 1912 cuando Alfred Wegener propuso que las masas continentales estaban en movimiento y que estas se habían fragmentado de un supercontinente que denominó Pangea. El movimiento de las masas continentales deformarían los sedimentos geosinclinales acumulados en sus bordes levantando nuevas cadenas montañosas. Wegener creía que los continentes se deslizaban sobre la superficie de la corteza bajo los océanos como un bloque de madera sobre una mesa y que esto se debía a fuerzas de marea producto de deriva de los polos. Sin embargo, pronto fue demostrado que estas fuerzas son del orden de una diez millonésima a una centésima de millonésima de la fuerza de gravedad, lo que hacia imposible que estas pudieran plegar y levantar las masas de las cordilleras montañosas.

La teoría de la Tectónica de placas explicó finalmente que todos estos fenómenos (deriva continental, formación de cordilleras continentales y submarinas) son manifestaciones de procesos de liberación del calor del interior de la Tierra. Hay cuatro procesos a los que debemos dicho calor: 1) El más importante es la desintegración de los elementos radiactivos que hay en el manto terrestre. 2) Los residuos del calor original que la Tierra adquirido durante su formación. 3) Calor debido al rozamiento por la gravedad que hace que los elementos pesados se desplacen hacia el centro y los ligeros hacía arriba, al hacerlo, rozan y la fricción produce calor. 4)Al enfriarse el núcleo aumenta de tamaño, algo similar a lo que ocurre con el agua al enfriarse, y al hacerlo desprende calor.[1] Estos procesos fragmentan la litosfera en baldosas, hacen que se separen, deriven y deformen la superficie terrestre.
Actividad.
Contesta en el cuaderno.
1.-¿Qué es una placa tectónica?
2.-Explica con tus palabras que decía Wegener en su teoría?
3.-¿Qué diferencia tiene con la teoría de la tectónica de placas?

Acerca de nuestro clima



¿Cambio climático en Uruguay?

Algunos fenómenos severos

Granizo. Enero de 2006. Vientos, lluvias y granizadas afectaron a la localidad Plácido Rosas, en Cerro Largo. Cayeron piedras del tamaño de un huevo de avestruz que afectaron miles de hectáreas de arroz, mataron cientos de ovinos, destrozaron los techos de muchas casas y ocasionaron daños en la red eléctrica y el sistema de comunicaciones.

Temporal. Agosto de 2005. El temporal más fuerte de los últimos 40 años con vientos de más de 180 kilómetros por hora, que afectó casi todo el territorio nacional, dejando un saldo de diez personas fallecidas, miles de árboles caídos y decenas de millones de dólares en pérdidas materiales.

Tornados. Marzo de 2002 y abril de 2004. Ambos episodios ocurrieron en la zona granjera de Canelones, sobre todo en el Santoral, y hubo 2.025 afectados entre granjeros, lecheros, productores ganaderos y agroindustriales, viñas y bodegas. Arrojaron un daño de más de 20 millones de dólares en pérdidas directas.

Inundaciones. Junio de 2001. En la ciudad de Artigas se inundó la cuenca del río Cuareim y aledaños. Se registraron más de 5 mil evacuados, 240 viviendas destruidas y 1.200 quilómetros de caminería rural dañadas, cuya reconstrucción implicaba 20 millones de dólares. Ese mismo año se consignan 1.054 evacuados durante diez días y 300 viviendas desechas en la ciudad de Rivera por el desborde del arroyo Cuñapirú. Recientemente las inundaciones de octubre de 2009 a febrero de 2010 dejaron saldos nefastos en la economía y el ambiente del país, sobre todo en el litoral.

Sequías. EN EL AÑO 2001 se registró una gran sequíaen todo el territorio nacional y arrojó pérdidas por 210 millones de dólares y una serie de daños de gran impacto social. En 2004 también se produce un fuerte déficit hídrico, especialmente en la zona norte, del cual todavía se están analizando las consecuencias. Y en el año 2008 sucede lo mismo.



Inundaciones, violentas granizadas, sequías, feroces temporales: el tiempo no cesa de buscar su lugar en la vida cotidiana de los uruguayos. Pero esta sensación generalizada de que el clima está cambiando a pasos agigantados, según los expertos, aún no es verificable científicamente en nuestro pequeño territorio. Hay algunas tímidas transformaciones, es verdad, pero sobre todo la creciente mediatización de los informes del tiempo y una lucha frenética por el rating.


Existe una percepción general en la población de que el clima ha perdido la cordura. De que ya nada es previsible bajo el cielo, porque además de que los pronósticos meteorológicos han resultado en los últimos tiempos algo erráticos, las condiciones climáticas están siendo desconcertantes: veranos invernales y otoños de playa, ciudades que se inundan en horas, sequías que jaquean la economía, granizadas que muelen en minutos los techos de un pueblo entero, temporales que arrasan con todo y cobran vidas humanas.

Sin embargo, para los expertos se trata sólo de un fenómeno de percepción. O mejor dicho, no se puede decir científicamente que el clima de Uruguay ha cambiado.

Según Mario Caffera,* “históricamente nuestro país tiene una tremenda variabilidad interanual. Ha nevado más frecuentemente a comienzos de siglo y suele haber alguna pequeña nevada perdida en invierno en las sierras de la que nadie se entera, los vientos fuertes siempre se dieron, hubo temporales tremendos en todas las épocas. Estamos en la zona de máxima frecuencia de tornados de América del Sur. Había un balneario cerca de donde está hoy la compañía del gas que fue desecho por un temporal. Lo que pasa es que antes en los servicios meteorológicos se negaba la existencia de tornados y en algunas estaciones no cifraban el granizo porque no podía decirse que había granizado”.

Para Andrés Acosta** “en términos de país, salvando los perjuicios del efecto invernadero y el deterioro de la capa de ozono, no se puede hablar de grandes cambios climáticos. No son nuevos estos episodios: hay fenómenos que se repiten en el tiempo cíclicamente como las sequías, las inundaciones y los vientos. Me acuerdo de no haber podido cruzar el arroyo Pando hace muchos años porque estaba crecido en el mes de enero, y las inundaciones del 59 se dieron en abril, saliendo del verano”. En su opinión, el episodio ocurrido en Rocha la semana pasada fue un fenómeno normal en cuanto a caída de agua. “Pero lo que pasa es que tenemos un enemigo en el mundo que es el plástico y obstruye los tubos de desagüe” provocando estas crecidas en pocas horas. Según Acosta, “en las últimas inundaciones de California, París y San Pablo se supone con bastante firmeza que además de las abundantes lluvias, la mala conservación y la obstrucción de los desagües por envases de plástico fueron determinantes”. En Rocha seguramente pasó eso, deduce el especialista.

Caffera piensa que es posible que algunos fenómenos climáticos estén siendo un poco más frecuentes o más intensos, pero como se trata de eventos fortuitos se necesitarían como 200 años de estudios para calcular si aumentaron de algún modo. “Podemos tener el pálpito, pero no lo podemos asegurar porque monitorear la frecuencia de esos fenómenos es muy difícil”, afirma. Además actualmente hay mejores comunicaciones y circula mucha más información. También resulta evidente que los uruguayos se han acostumbrado a una muy baja exposición a fenómenos naturales catastróficos o a la hostilidad climática. En consecuencia, se instaló, según Caffera, un problema más grande, que “es la actitud de Uruguay frente a los fenómenos severos. Escondemos la cabeza como el avestruz y hacemos como si ninguno de los eventos fuera a repetirse. Decimos: pasó, qué alivio y ahora que le toque a otro, o por lo menos que no me toque a mí. Eso viene de la herencia gauchesca trashumante. Es lo mismo que dejar todo tirado y sucio, qué te importa si vos te vas y aquí no viene nadie”.


Sin embargo se mueve

La temperatura asciende, los océanos se calientan, los glaciares se derriten, el nivel del mar avanza, crecen los incendios sin control y se achican los lagos. Las costas se erosionan, los ríos de montaña se evaporan, la primavera llega antes, el otoño viene más tarde y las plantas florecen prematuras. Los pájaros anidan más temprano, algunos anfibios desaparecen y los corales se vuelven pálidos. El clima global está cambiando y ya casi no existen dudas de que la actividad humana y la emisión de gases influyen decisivamente en ese proceso. La mayoría de los expertos aseguran que el problema radica en la velocidad con que el clima está mutando. “Si las actuales emisiones de gases continúan, el mundo afrontará el índice más rápido de cambio climático de los últimos 10 mil años. Esto puede potencialmente alterar la circulación de las corrientes oceánicas y cambiar radicalmente las pautas climáticas existentes”, señalan los científicos Thomas Karl y Kevin Trenberth en la revista Science.

Para Caffera el derretimiento de los polos y el calentamiento general de las aguas oceánicas superficiales están ocurriendo a un ritmo muy acelerado. Y se trata de un proceso irreversible. El aumento de gases de invernadero se puede apreciar en la cantidad de anhídrido carbónico disuelto en los hielos antárticos y de Groenlandia, y tiene su correlato en el aumento de temperatura del planeta.

Lograr corregir o disminuir el daño controlando la emisión de estos gases parece una tarea difícil. La civilización entera está fundada en la quema de combustibles fósiles. El progreso de las potencias y casi todas las actividades humanas se basan en esa matriz energética que en pocos decenios está dilapidando una acumulación de millones de años de energía solar.

En nuestro país, por ejemplo, las precipitaciones aumentaron a fines del siglo pasado un 20 por ciento, la temperatura casi un grado y el mar ha subido 11 centímetros. Montevideo registra un avance marino importante y sostenido. Se observó que entre 1992 y 2004 el lugar de océano abierto que más creció en todas las Américas es justo enfrente al Río de la Plata.

Las posibles consecuencias de este avance del mar no sólo se evidencian en centímetros, “cuando haya un temporal el agua va a llegar más adentro y va a romper más. Va a repercutir directamente en la obra civil”, dice Caffera. Pero también puede perjudicar algunos humedales como los de las lagunas de Rocha. “El riesgo potencial de una invasión de agua salada fuera de época es mayor y eso atentaría contra ese ecosistema de un modo que no me es posible evaluar, pues no soy idóneo para ello”, asegura.

Según Acosta, el tema más inquietante para Uruguay es precisamente la suba en el nivel del mar. Porque somos un país muy bajo y por tanto más vulnerable. De todas formas considera que no es mucho lo que se puede hacer al respecto ya que “tampoco tenemos ni la superficie ni los medios como para parar la cosa. Siempre nos van a venir consecuencias de otros lados”.

Caffera, por su parte, remarca que los lugares de la costa realmente problemáticos no son todos y que existen estudios que indican “que la vulnerabilidad mayor en el Río de la Plata está del lado argentino”.


La meteorología del rating

La mediatización de la información meterológica en nuestro país introdujo algunos problemas. Según Caffera, “cuanto más se mediatiza menos se valoriza al técnico y más se realza al gurú. La mediatización terminó siendo perversa. Se transforman en showmen porque colaboran con el rating”. Los medios masivos, afirma, establecieron una paradoja cultural que situó a los fenómenos climáticos como una cuestión de fe. “La gente dice que le cree más a uno que a otro y se termina manipulando una información que no debería ser manipulada. La previsión es un tema de recursos. No se puede andar generando pánico ni confusión”, agregó.

Para Acosta “aquí los pronósticos dicen disparates tremendos. Luego del 23 de agosto Vázquez Melo dijo que se repetiría el temporal y recomendó un montón de medidas como si fuera a suceder una catástrofe. Nadie sensato puede pensar que a los tres días se podían repetir las condiciones de un fenómeno que se da cada 50 años”. Este apresuramiento en emitir pronósticos climáticos, en su opinión, residiría en que “hay varios funcionarios de meteorología que funcionan como empresas privadas, compiten entre sí y han desatado una suerte de terrorismo verbal por la ansiedad de ganarle al otro en aciertos. Hemos llegado a un estado en el cual uno dice que es meteorólogo y se te matan de risa. Cuando debería ser un tema muy serio”.

Fuente de información "Uruguay Ambiental" Daniel Erosa

Contesta en el cuaderno
1.-¿Existe cambio climático en Uruguay? Fundamenta tu respuesta.
2.- y...a nivel global ¿hay cambio climático?
3.- ¿Qué sucede con los pronósticos del tiempo?

¿Es lo mismo tiempo y clima?

Con frecuencia se confunde el tiempo atmosférico y el clima de un lugar. El tiempo atmosférico a una hora determinada, por ejemplo a las doce del mediodía, viene determinado por la temperatura, presión atmosférica, dirección y fuerza del viento, cantidad de nubes, humedad etc., registrados en el instante que se considera. Se comprende que el tiempo atmosférico cambia rápidamente por variar la temperatura, la presión atmosférica etc. No hace la misma temperatura a las 12 del mediodía que a las 6 de la mañana.
Por otro lado también puede decirse que Madrid, París y Caracas tienen el mismo tiempo en un momento dado, por ejemplo, un día con lluvia en las tres capitales da lugar a un mismo tiempo lluvioso. Sin embargo, es evidente que éstas tres ciudades no tienen el mismo clima, ni siquiera parecido. Prueba de ello es la diferente vegetación que rodea a cada una de ellas: exuberantemente tropical en Caracas, abundante en bosques y praderas en París y más bien esteparia y reseca en Madrid.
Así pues, el tiempo traduce algo que es instantáneo, cambiante y en cierto modo irrepetible; el clima, en cambio, aunque se refiere a los mismos fenómenos, los traduce a una dimensión más permanente duradera y estable.
De esta manera podemos definir el tiempo como “el estado de la atmósfera en un lugar y un momento determinados”; y el clima ,”como la sucesión periódica de tipos de tiempo”.
Entonces….¿Es lo mismo Tiempo y Clima?

BIENVENIDOS!!!!!!!!!

Bienvenidos, en este sitio podemos encontrar materiales acordes a nuestro curso y puedes dejar tus comentarios sobre los mismos. Espero te sea de utilidad.

Alejandro